Este pequeño país, a pesar de tener poco mas de 400km cuadrados, 90% de su territorio montañoso y apenas unos 80.000 habitantes, de los cuales solo 50.000 son andorranos nativos, recibe cerca de 8 millones de visitantes al año. Sin duda la temporada de invierno atrae un gran numero de turistas que vienen a disfrutar de lo deportes de nieve, pero la temporada dura apenas 4 meses. ¿Cómo lograr que los 8 meses restantes haya suficientes atractivos para mantener un flujo de turistas constantes, que continúen generando ingresos para el país?
Ese es uno de los grandes retos que se plantean constantemente y que serán tratados en la decimoprimera edición del Congreso Mundial sobre Turismo de Nieve y Montaña, auspiciado por la Organización Mundial de Turismo, el cual se celebrará del 23 al 25 de marzo de este año, con 12 ponentes internacionales y una asistencia estimada de alrededor de 300 participantes.
Insisto que es mucho lo que Venezuela puede aprender de eventos como este y de mercados similares al andorrano. Los Andes venezolanos, si bien es cierto no pueden ofrecer posibilidad de deportes invernales, si pueden ofrecer la casi totalidad de la oferta andorrana, como por ejemplo senderismo, trekking y montañismo, pesca de montaña, bicicleta montañera, y actividades similares de manera estructurada, organizada, y que ayude al crecimiento económico de la región. Eso también es parte de la Venezuela posible.
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