España reporta un incremento del 12% de turistas recibidos con respecto a esta fecha hace un año. Eso se traduce en aproximadamente 4 millones más de personas y aunque fue el turismo lo que hizo que la España rural de principios del Siglo XX se fuese convirtiendo en un país industrializado y desarrollado, hoy en día el turismo empieza a ser visto con una plaga en algunos destinos o como un mal necesario en algunos otros.
En los últimos 15 años, en destinos como Barcelona, el turismo ha crecido más de un 430%. Sin duda ello ha significado enormes beneficios económicos a la ciudad, pero también a traído problemas. Grupos radicales de ultra izquierda, como por ejemplo Arran, han atacado servicios turísticos como autobuses, alquiler de bicicletas y otros establecimientos. No atacan directamente al turista, pero si a quienes prestan servicios a éstos, con las consecuentes pérdidas económicas. También han aparecido graffitis anónimos contra los turistas en lugares emblemáticos como el Parque Güell.
Graffit pintado en uno de los accesos al Parc Güell (Si lo llaman temporada de turistas, por qué no podemos dispararles?) |
Graffit pintado en uno de los accesos al Parc Güell (Si lo llaman temporada de turistas, por qué no podemos dispararles?)
También ha habido protestas de vecinos frente a la apertura de nuevos hoteles y destinos como las Islas Baleares han fijado un límite máximo de turistas que pueden visitar el archipiélago anualmente.
¿Pero que alegan los lugareños para esta actitud frente a una de las principales fuentes de ingreso? Por una parte se quejan de la gran cantidad de personas que ocupan los espacios de la ciudad haciendo más difícil la circulación y el tránsito, por otra parte señalan una distorsión en el mercado inmobiliario ya que muchos apartamentos en zonas turísticas, cercanas a las playas o atracciones, son alquilados a turistas por semanas a precios más bajos que lo que costaría alojarse en un hotel, pero considerablemente más alto que lo que costaría un apartamento con alquiler anual, impidiendo que el habitante local pueda acceder a alquileres con precios razonables.
Las autoridades han condenado enérgicamente estas actitudes y buscan afanosamente una fórmula (con la cual aún no han dado) que permita tener contentos a visitantes y residentes.
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