Los dos últimos artículos publicados en esta columna tratan sobre los desarrollos de túneles subacuáticos que se están construyendo en Europa.
Para cerrar esta trilogía hoy quiero presentarles el que considero es la obra más ambiciosa de este tipo, me refiero al túnel submarino que unirá Helsinki y Tallin, capitales de Finlandia y Estonia respectivamente. Este proyecto lleva gestándose desde 2014. Actualmente un servicio de ferry conecta las dos ciudades. Cubrir el trayecto toma dos horas de travesía más el tiempo de embarque y desembarque, esto pasaría a reducirse a solo 30 minutos de viaje. El tramo submarino tendría una longitud de 50 km lo que lo convertiría en el túnel submarino más largo del mundo, superando al túnel bajo el Canal de La Mancha que une a Francia e Inglaterra.
Una vez construido el túnel, se podrá ir en tren de Helsinki a Berlín a bordo de trenes de alta velociad, uniendo este alejado país europeo al resto del continente. Ello impulsaría la economía y el turismo de esta región europea. La construcción y operación hasta 2050 del túnel Tallin-Helsinki agregaría 300 millones de euros a las economías de Estonia y Finlandia, con 47 millones para Estonia. Por otra parte, el túnel agregaría 600 millones de euros o un 2,5 % al PIB de Estonia al año durante su construcción entre 2021 y 2025. Las cifras correspondientes a Finlandia son de 2400 millones de euros o el 1,1 % del PIB.
El proyecto contempla construir una isla artificial en el Golfo de Finlandia, a mitad de recorrido del túnel, para que el tren salga momentáneamente a la superficie y se detenga en este islote artificial. Además de ser una estación de tren, en esta isla artificial también albergaría un centro de entretenimiento y diversión, un hotel y un centro de convenciones.
Pero cuando el proyecto parecía a punto de concretarse, el gobierno de Estonia no ha estado de acuerdo con el inversor privado elegido para la construcción, el grupo chino Touchstone Capital Partners el cual garantizaba la inversión de 15.000 millones de euros para ejecutar el proyecto. Por su parte Finlandia no parece muy dispuesta a entrar en el proyecto si no se hace con financiación privada.
Estonia ha detenido las negociaciones citando razones que incluyen seguridad nacional, pues el proceder de los inversionistas chinos en otros proyectos alrededor del mundo ha disparado las alarmas del gobierno estonio.
El acuerdo podría llegar si ambos países consiguen una asociación público privada tanto con la ayuda de fondos privados como también con la ayuda de fondos públicos procedentes de la Unión Europea, que cubre el 40 % del costo de construcción estimado. En resumen, todo esta listo para dar inicio al proyecto, solo faltan los fondos para hacerlo realidad, y en esta oportunidad por lo visto no serán los chinos quienes participen.
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