lunes, 22 de febrero de 2021

30 años al pasado

A partir de los Juegos Olímpicos de Barcelona, allá por el año 92, esta ciudad pasó a convertirse en uno de los polos turísticos de España, no solo por ser el principal puerto de cruceros del Mediterráneo, sino por el gran número de visitantes que solía recibir, además de las destacadas ferias, exposiciones y congresos, entre los que sobresalen el Congreso Mundial de Telefonía Celular (con mas de 100.000 asistentes) y IBTM la exposición más importante a nivel mundial para el segmento MICE, por mencionar dos.

Los hoteles han cerrado su peor año. De las más de 21,3 millones de pernoctaciones de 2019, que supusieron un récord en la ciudad, se ha pasado a 4,3 millones, 17 millones menos, una caída del 80%. En número de viajeros, las cifras son igual de negativas. En todo el año solo han dormido en hoteles de Barcelona unos 1,8 millones de viajeros -y más de un millón se logró entre enero y febrero, antes de la pandemia- frente a los 8,5 millones de 2019, 6,7 millones menos.

Estas son las cifras de pernoctaciones y de viajeros más bajas de los últimos 30 años. En 1992, el año de los Juegos Olímpicos, que marcó el despegue de Barcelona, la ciudad cerró el año con 4,33 millones de pernoctaciones y 1,87 millones de visitantes., cifra ligeramente superior a la de 2020. En la página de estadística municipal se pueden consultar, concretamente, los datos de la "serie histórica" desde 2005 a 2020, que confirman las catastróficas cifras de los hoteles de Barcelona en el pasado año.

La asociación hotelera de Barcelona sostiene que el desánimo se ha impuesto entre el sector hotelero barcelonés con las nuevas restricciones y la incertidumbre que las nuevas cepas y los elevados contagios han generado. Opina que, a mediados de 2021, los establecimientos pueden empezar a funcionar sin perder dinero pero que no será hasta 2022 que la situación se normalizará.

Si bien 2020 empezó de forma positiva, con más pernoctaciones en enero que en 2019 (1,4 millones vs. 1,3), la llegada de la pandemia desplomó la ocupación hotelera en marzo 632.150 frente a 1,7 millones el tercer mes de 2019, cerró los establecimientos en abril, mayo y junio y dejó en mínimos históricos las pernoctaciones en verano.

El mes de julio, el que mejor funcionó en todo el año, acabó con 234.764 pernoctaciones. En 2019, el séptimo mes, tradicionalmente uno de los más fuertes del año, los establecimientos barceloneses llegaron a las 2,1 millones, es decir que la caída fue cercana al 90%. La situación no mejoró en otoño ni en invierno y los hoteles barceloneses clausuraron el año con 137.170 ocupaciones de habitaciones frente a los casi 1,4 millones de diciembre de 2019.

Hotel W Barcelona

Por viajeros, tanto enero como febrero de 2020 fueron dos meses con datos excelentes 573.513 y 583.587, respectivamente. En ambos casos, las cifras son similares a enero y febrero de 2019. Tras toda la primavera con los negocios sin actividad, julio se cerró con 100.361 personas -822.808 en julio de 2019- y noviembre, el mes con menos hospedaje, con 51.796, 605.000 usuarios menos que en noviembre de 2019 (657.236). Barcelona ha cerrado el año con solo 204 establecimientos hoteleros funcionando, 447 menos de los que había abiertos en enero de 2020 (651). A lo largo de 2019, el mínimo de hoteles abiertos fue de 665 y el máximo de 708, indica la página de estadística municipal. Por plazas, de las 82.972 habitaciones disponibles a inicios de 2020 -una cifra similar a la existente en todo 2019- se ha pasado a solo 29.426 en diciembre 2020.

Barcelona, la ciudad más visitada en España después de Madrid, que entre 2017 y 2029 tuvo un promedio superior a los 15 millones de visitantes anuales, tiene hoy en día números de hace 30 años. Esto sirve de referencia para otros destinos que corren con suerte similar… desde todo punto de vista, una verdadera catástrofe. 

Fuente: Metropoli


lunes, 8 de febrero de 2021

Túneles bajo el mar (III)

Los dos últimos artículos publicados en esta columna tratan sobre los desarrollos de túneles subacuáticos que se están construyendo en Europa.

Para cerrar esta trilogía hoy quiero presentarles el que considero es la obra más ambiciosa de este tipo, me refiero al túnel submarino que unirá Helsinki y Tallin, capitales de Finlandia y Estonia respectivamente. Este proyecto lleva gestándose desde 2014. Actualmente un servicio de ferry conecta las dos ciudades. Cubrir el trayecto toma dos horas de travesía más el tiempo de embarque y desembarque, esto pasaría a reducirse a solo 30 minutos de viaje. El tramo submarino tendría una longitud de 50 km lo que lo convertiría en el túnel submarino más largo del mundo, superando al túnel bajo el Canal de La Mancha que une a Francia e Inglaterra.



Una vez construido el túnel, se podrá ir en tren de Helsinki a Berlín a bordo de trenes de alta velociad, uniendo este alejado país europeo al resto del continente. Ello impulsaría la economía y el turismo de esta región europea. La construcción y operación hasta 2050 del túnel Tallin-Helsinki agregaría 300 millones de euros a las economías de Estonia y Finlandia, con 47 millones para Estonia. Por otra parte, el túnel agregaría 600 millones de euros o un 2,5 % al PIB de Estonia al año durante su construcción entre 2021 y 2025. Las cifras correspondientes a Finlandia son de 2400 millones de euros o el 1,1 % del PIB.

El proyecto contempla construir una isla artificial en el Golfo de Finlandia, a mitad de recorrido del túnel, para que el tren salga momentáneamente a la superficie y se detenga en este islote artificial. Además de ser una estación de tren, en esta isla artificial también albergaría un centro de entretenimiento y diversión, un hotel y un centro de convenciones.

Pero cuando el proyecto parecía a punto de concretarse, el gobierno de Estonia no ha estado de acuerdo con el inversor privado elegido para la construcción, el grupo chino Touchstone Capital Partners el cual garantizaba la inversión de 15.000 millones de euros para ejecutar el proyecto. Por su parte Finlandia no parece muy dispuesta a entrar en el proyecto si no se hace con financiación privada.

Estonia ha detenido las negociaciones citando razones que incluyen seguridad nacional, pues el proceder de los inversionistas chinos en otros proyectos alrededor del mundo ha disparado las alarmas del gobierno estonio.

El acuerdo podría llegar si ambos países consiguen una asociación público privada tanto con la ayuda de fondos privados como también con la ayuda de fondos públicos procedentes de la Unión Europea, que cubre el 40 % del costo de construcción estimado. En resumen, todo esta listo para dar inicio al proyecto, solo faltan los fondos para hacerlo realidad, y en esta oportunidad por lo visto no serán los chinos quienes participen.