Una excelente opción para quienes se encuentren los días santos en la capital catalana es combinar ambas ciudades, me refiero a Tarragona y Barcelona. Tarragona, capital de la provincia que lleva el mismo nombre es una de las ciudades más antiguas de la península ibérica. Fundada en el siglo III A.C. por los romanos con el nombre de Terraco, conserva aún hoy en día importantes ruinas de ese período, consideradas patrimonio de la humanidad. Está a poco menos de una hora de Barcelona y es de muy fácil acceso bien sea en tren, autobús o por autopista. Posee una hermosa rambla, la Rambla Nova, la cual termina en lo que se conoce como El Balcón del Mediterráneo, un mirador sobre un acantilado, de unos 40 metros de altura que permite una visión privilegiada del Mare Nostrum, el puerto de Tarragona, la playa del Miracle y el anfiteatro romano.
La Rambla Nova, como todas las ramblas catalanas, está flanqueada por tiendas, restaurantes y bares los cuales, gracias al benigno clima de esta ciudad, mantienen sus terrazas al aire libre en pleno funcionamiento a lo largo de todo el año.
Final de Rambla Nova, y el "Balcón del Mediterraneo" en Tarragona |
Es un hermoso paseo de un día desde Barcelona, partiendo en la mañana para visitar la zona medieval de la ciudad y bajar hasta la Plaza de la Font frente al Ayuntamiento, o tomar el tren turístico el cual visita los principales atractivos de la ciudad, hacer un alto para el almuerzo, disfrutar de la Rambla y sus vistas para luego sumergirse en un increíble viaje al pasado en medio de una emotiva procesión la cual inician entre las 7 y 8 pm (dependiendo del día) y puede disfrutarse hasta el momento en que se decida regresar a Barcelona o volver al hotel si ha optado por pasar unos días en esta interesante ciudad. Es una experiencia que vale la pena vivirla si se está en Barcelona durante la Semana Santa
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