lunes, 11 de abril de 2016

Pensemos en grande

Siempre he sostenido que ningún país se ha hecho grande pensando en pequeño, tristemente en Venezuela, pareciera que se cree lo contrario y el resultado es evidente. Salvo algunas excepciones, nuestros gobernantes han sido muy comedidos, por no decir timoratos a la hora de realizar grandes proyectos e inversiones.

Recuerdo de pequeño que en un viaje nocturno al litoral, pregunte con cierta inocencia por qué esa autopista estaba iluminada, mientras que la autopista a Valencia (ARC) no lo estaba. La respuesta me marcó: “Eso fue un derroche de Pérez Jiménez”, sin embargo, fue él de los pocos presidentes que han pensado en grande. Prueba de ello era el proyecto original del puente sobre el lago de Maracaibo, el cual contemplaba una línea férrea en medio de las vías de automóviles y un parador turístico a mitad de camino, donde los viajeros podían hacer un alto y contemplar la impresionante vista sobre el lago. Igualmente la ARC iría originalmente por Las Adjuntas. A la caída de su gobierno este proyecto fue desechado, pues contemplaba varios viaductos y túneles (¡muy costosos!) su nuevo diseño obligaba a un solo túnel (el de Los Ocumitos) pero era 18km mas largo que el trazado original y la postre salió muchísimo mas costoso dado los frecuentes derrumbes y las múltiples reparaciones que sufrió la autopista hasta que lograron estabilizarla.

                        Proyecto del puente a Margarita                            
En los años 80, durante en el gobierno de Luis Herrera Campins se habló de la construcción de un puente el cual saldría desde el Edo. Sucre, pasaría por la Isla de Coche y culminaría en Margarita. La opinión pública y los opinadores de oficio le cayeron encima catalogándolo de “proyecto faraónico”, que ello incrementaría la delincuencia, que la isla perdería su encanto y un sin fin de excusas que al final echaron por tierra la idea. Cosa similar sucedió con el Metro de Caracas, planificado cuando Pérez Jiménez, iniciado a finales del primer gobierno de Caldera, paralizado durante el primer gobierno de CAP y retomado por Luis Herrera Campins, 30 años después de haber sido concebido o como la autopista de los llanos, construida a pedazos interrumpidamente a lo largo de varios gobiernos, al igual que la autopista de oriente la cual después de más de 30 años aún no ha sido concluída.

Por su parte Dubai, que ni siquiera es un país, sino uno de los 7 emiratos que conforman los Emiratos Árabes Unidos, con una población que apenas sobrepasa los dos millones de habitantes, entendió hace tiempo que el petróleo no les duraría para siempre. A comienzos de los años 2000, los EAU tuvieron que bajar el precio del petróleo y para subsistir desarrollaron una nueva economía basada en el turismo, las telecomunicaciones, la aviación y la exportación de aluminio, entre otros campos. Los proyectos arquitectónicos continuaron en expansión, y se inauguraron varias zonas francas como la Dubai Media City, el parque tecnológico Dubai Internet City y la Dubai Knowledge Village, además de ponerse en marcha conceptos como las islas artificiales The Palm Islands, el Burj Khalifa y el Dubai Mall, por mencionar algunos. No tuvieron un Arturo Uslar Pietri que les recomendara “sembrar el petróleo” pero lo hicieron por iniciativa propia y con extraordinarios resultados. Han apostado al turismo elite, desarrollaron una excelente infraestructura aeroportuaria y convirtieron su ciudad en un “hub” aéreo internacional con conexiones a todo el mundo. Son admirados y visitados por turistas de todas partes.


En lo que nos concierne, debiéramos no solo terminar la autopista de los llanos más allá de Barinas y unirla con San Cristóbal, sino que habría de construirse, a la altura de Socopó, una autopista y varios túneles que atraviesen los Andes. Unir la autopista de los llanos con la ciudad de Mérida y a través de El Vigía enlazar Santa Bárbara del Zulia y el sur del lago con los llanos. Ello potenciaría turísticamente y económicamente dicha zona, además de darle un descanso a la carretera trasandina, la cual es insuficiente para el volumen de vehículos que la transitan. Existe la tecnología para ello y los túneles suizos que atraviesan los Alpes son un excelente ejemplo. Incluso en nuestro continente tenemos ejemplos en Colombia y entre Chile y Argentina de túneles que atraviesan los Andes.

De igual forma, a la salida del túnel Boquerón II, pudiera construirse una autopista que bordee las faldas de la vertiente norte del Ávila al estilo de la Cota Mil y lleve a los turistas hasta las playas del litoral central sin tener que sufrir del tráfico de la Av. Soublette, las trancas de Los Corales y la angosta carretera de Naiguatá.

O una autopista que una a Puerto Cabello con La Guaira, a lo largo de la Cordillera de la Costa, similar a la autopista que une el sur de Francia con el Norte de Italia (de Niza a Génova), túneles y viaductos en la ladera de la montaña con el mar más abajo y salidas que permitan visitar, conocer y desarrollar turísticamente todos esos pueblitos a los que solo se les puede llegar en peñero.

El proyecto del puente a Margarita debiera ser retomado, al igual que el desarrollo turístico de nuestras Dependencias Federales, mencionado en mis artículos titulados “Las Islas de Nadie I, II, III y IV” 

Revivir el proyecto de El Puerto de La Mar en Porlamar, el cual permitiría la llegada de grandes cruceros que harían la ruta de las Antillas Menores, o la ruta del Orinoco con visita a los castillos de Guayana, la Zona Colonial de Ciudad Bolívar, la posibilidad de tomar tours de un día a la Gran Sabana y Canaima. Lamentablemente este proyecto, el cual además contemplaba el rescate arquitectónico del Bulevar Guevara, las playas y la linea costera de Porlamar, fue desechado para proteger la pesca artesanal de sardinas. La infraestructura del puerto de cabotaje fue expropiada por Chavez en uno de sus programas televisivos para convertirla en "La Universidad del Mar"... hoy en dia está en total abandono al igual que casi la totalidad de las industrias y comercios expropiados por la plaga roja que azota al país.

Es hora de dejar de pensar en pequeño para pensar en grande, dejar de ocuparnos del turista ocasional o el mochilero para apuntar a un turismo de calidad, a un turismo que deje divisas. Habrá mucho por hacer cuando el país retome su senda, por lo tanto es menester hacerlo bien, las ideas y proyectos están ahí.

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