lunes, 14 de marzo de 2016

No eres tu…. son ellos!

Mucho se habla del pésimo servicio que prestan las líneas aéreas nacionales, tanto en vuelos domésticos como en rutas internacionales. Nos quejamos del mal servicio, de lo viejo de los equipos, de la impuntualidad y un largo etcétera.

A fines del pasado año, en un corto viaje que hice a Ecuador, tuve ocasión de volar entre Guayaquil y Quito. Un vuelo de apenas unos 50 minutos. Para mi sorpresa, los aviones que cubren esa ruta son de última generación. Modernos, limpios, con pantallas y centro de entretenimiento individual en cada asiento, esmerada atención y una puntualidad que dejaría mal parados a ingleses o suizos.

Aeropuerto Internacional de Guayaquil, Ecuador


Los aeropuertos tanto de Guayaquil como el nuevo de Quito están a la par de los mejores aeropuertos del mundo. Amplios, cómodos, con tiendas de primera, buenos servicios y sin el primitivismo nuestro que obliga a estar 3 o 4 horas antes para tomar el vuelo. En cosa de 15 minutos, habíamos chequeado un grupo de 35 personas, algo impensable en ninguno de nuestros aeropuertos.

Pero lo que mas llamó mi la atención es que el Sr. Correa está cortado por una tijera muy parecida a la de Hugo Rafael, sin embargo allá las cosas parecen ir por un mejor camino.

Este pasado jueves, si, 4 días antes de la publicación de esta columna, entendí mucho de lo que me preguntaba y cuestionaba en aquel viaje a Ecuador.

A las 2:00 am tomé el taxi que me llevaría a Maiquetía, para abordar el vuelo 1515 de Santa Bárbara con destino a Miami. Despegamos a las 6:30 am, hora y media más tarde aterrizábamos de emergencia en el aeropuerto de Las Américas que sirve a la ciudad de Santo Domingo debido a una falla en un motor. El piloto logró controlar la aeronave y con una sola turbina operativa cubrimos las 85 millas que nos separaban en ese momento de la seguridad de la pista. Fueron minutos de angustia y nerviosismo para buena parte de los pasajeros. Para mi fue un momento de reflexión… caí en cuenta que la industria aeronáutica venezolana está en una situación que poco difiere de la situación de nuestros hospitales, o nuestra industria petrolera. Ha venido siendo desmantelada paulatina e intencionalmente. Las líneas aéreas son victimas de un sistema político perverso que persigue su destrucción, como buscan destruir también buena parte del sector productivo.

Los empleados de las líneas aéreas, trabajan literalmente con las uñas, como lo hacen nuestros médicos, sin insumos, sin dólares para darle adecuado mantenimiento a las aeronaves, sin poder invertir en preparación y dotación de su personal. Quizá las líneas aéreas no salven vidas como lo hacen los médicos, pero si son responsables de las vidas de los pasajeros que transportan.

Luego de esa experiencia, no me explico como no ha ocurrido una tragedia aérea de grandes proporciones, cuyo único responsable sería el régimen de Nicolás Maduro y su banda, de la misma manera que son responsables de las miles de muertes de venezolanos por falta de medicinas y atención medica adecuada.

Por lo pronto, todo mi respeto y consideración a los empleados de las líneas aéreas venezolanas, quienes con dedicación y mística resisten estoicamente los embates de un régimen que busca su extinción.

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