En estas fechas de fin de año las redes sociales estallaron en críticas ante el derroche de luces navideñas colocado sobre un segmento del rio Guaire, a la altura de la urbanización Las Mercedes. Paralelo a las criticas, otros se hacían “selfies” con las luces de fondo y algún otro usuario aseguraba un nuevo caso de corrupción en contratos asignados a dedo a algún “empresario” afín al régimen.
Lo cierto es que no deja de constituir una ofensa a los habitantes del país ese derroche lumínico, cuando gran parte de la población sufre de constantes apagones y nos encontramos al borde del colapso energético.
Pero como reza el dicho, en todas partes se cuecen habas. Este es el caso de Vigo, en Galicia, España, cuyo alcalde prometió un espectáculo de luces para su ciudad y por segundo año consecutivo la ha convertido en tema de conversación y destino turístico. Estamos acostumbrados a que se critiquen los políticos por no cumplir sus promesas, pero en el caso del alcalde gallego, lo criticaron justamente por cumplirla. Hasta el New York Times se hizo eco de las noticia, acusándolo de ir contra lo acordado en la recientemente celebrada Cumbre del Clima realizada en Madrid y de hacer uso de energía contaminante en plena crisis ambiental.
Iluminación navideña en las calles de Vigo, España. |
La verdad dista bastante de lo publicado en el diario neoyorquino. La inversión sobrepasó el millón de euros, bastante menos de los €3 millones que gastaron Madrid o Barcelona en iluminación navideña. El proyecto de Vigo fue concebido como un espectáculo navideño de luces, bien planificado, con iluminación LED de bajo consumo y larga durabilidad. Fue tal el éxito de la noche inaugural que rápidamente se corrió la voz y en pocos días visitantes y turistas, españoles y extranjeros empezaron a abarrotar los hoteles de la ciudad para disfrutar de las noches iluminadas de Vigo.
La ocupación hotelera se disparó a niveles comparables con los niveles que se manejan durante el verano, con fines de semana rondando el 100% y días de semana entre el 70 y 80% de ocupación. Restaurantes y tiendas también se han visto beneficiados por este inesperado auge turístico y la alcaldía de Vigo ya recuperó con creces lo invertido en el proyecto de iluminación navideña, solo con lo que ingresará a sus arcas por concepto de impuestos proveniente del turismo. Una temporada de dos meses que ha hecho feliz a visitantes y residentes y que con toda seguridad buscarán repetir el próximo año.
Un ejemplo a tomar en cuenta, de cómo de la nada y solo con algo de ingenio e iniciativa se pueden “fabricar” atracciones turísticas en beneficio de todos.
Aprovecho para desde esta columna desearle a los lectores y seguidores de esta página un venturoso año 2020.