lunes, 4 de enero de 2016

Tráfico en las alturas

Caracas, a diferencia de muchas otras ciudades, carece de suficientes espacios para el ocio y esparcimiento. Son pocos los parques y áreas publicas destinadas a tal fin. Las pocas que tenemos están sobrecargadas de visitantes y no en las mejores condiciones en lo que a ornato, limpieza y seguridad se refiere. Es por ello que muchos caraqueños han convertido a los centros comerciales, no en lugares destinados a las compras, sino principalmente al entretenimiento.

Entre esas pocas áreas recreacionales que ofrece la ciudad destaca sin duda el majestuoso cerro El Ávila, y el parque nacional que ahora lleva por nombre Waraira-repano.

En estos días de asueto navideño, llamó mi atención una noticia de El Nacional (versión on-line) la cual titulaba: Teleférico, mas colas que diversión. Triste enunciado, no por ello alejado de la realidad, al contrario, se quedaban cortos en su apreciación.

Habiendo ya sufrido en otras oportunidades las enormes colas que se forman en la estación del teleférico y la escasa oferta que se encuentra en la cima (mas allá de kioscos y ventorrillos) decidí en esta oportunidad subir en vehículo rústico hasta Galipán.

a la derecha Los Venados, a la izquierda Galipán, Hotel Humboldt, Macuto.

Desde hace ya varios años el camino se encuentra pavimentado, cosa que como todo en la vida, tiene sus ventajas y desventajas. La mayor ventaja es que impide la erosión que se producía a consecuencia del trafico y las lluvias. Lo negativo es que ahora sube muchísima más gente de la que solía subir. Antes solo podían hacerlos rústicos 4 x4 conducidos por pilotos que supieran y estuvieran dispuestos a “rustiquear” . Hoy en día hasta una camioneta 4 x2 sube sin mayor esfuerzo. Este gran número de vehículos que ahora visitan la zona ha traído como consecuencia que los galipaneros, buscando mejorar sus ingresos, hayan construido todo un rosario de chiringuitos a lo largo del camino, desde que se alcanza la cresta del cerro (de donde parte el camino que baja hacia el litoral) hasta la entrada al pueblo. Ello por si solo no estaría mal, siempre y cuando estuviese debidamente permisado y reglamentado, cosa que en lo personal, creo no es así, pues hasta el acceso al camino que conduce al Picacho de Galipán se encuentra obstruido por un kiosco de reciente construcción. Pero para ponerle la guinda a la torta, la mayoría de dichos establecimientos no cuentan con espacio para estacionamiento los vehículos, mucho menos un estacionamiento como tal. En resumen el caos y la anarquía reinan por doquier. Vehículos rústicos (los cuales jamás se han caracterizado por su modesto tamaño) se estacionan a ambos lados del camino, dejando solo espacio suficiente para que pase un vehículo en medio de las dos hileras.

Los que salen y los que entran se encuentran de frente y ahí comienza el tira y encoje, quien cede espacio al otro para que avance. Salir de Galipán en estas fechas podía tomar hasta dos horas.

Abajo, en el puesto de Guarda Parque del estacionamiento Llano Grande la guardia nacional no pone coto a la avalancha de vehículos que inician la subida.

Si todo recinto tiene un aforo establecido, (estadio, teatro, cine, parque, etc.) por qué Inparques o el Ministerio de Ambiente no determina cúal es la capacidad máxima permitida de personas y vehículos es dicha área? No solamente es molesto para el visitante pasar por las incomodidades de la anarquía vehicular. Más allá de eso, es un tema de seguridad, de protección del medio ambiente y de hacer turismo sostenible y sustentable.

Opciones hay varias, cobrar una entrada para ingresar al parque (como sucede en casi todos los países del mundo!) o una vez llenado el cupo de rústicos que la zona puede soportar, ofrecer al visitante opciones de estacionamiento y el posterior traslado en transporte interno del parque operado por los galipaneros, por solo mencionar dos.

Son acciones impopulares pero necesarias si queremos conservar el medio ambiente. Espero que pronto llegue el día en el que organismos tan débiles como Inparques y el Ministerio de Ambiente les sea reconocida la autoridad que merecen tener y puedan poner en practica las nomas y leyes ya existentes. A fin de cuentas será en beneficio de todos.